El fracaso escolar está formado por el 25% de alumnos que personal y socialmente están siendo ignorados, y que, por presentarse desde la marginalidad, molestan e impiden la tarea educativa general y que otro 10% del alumnado que puede encontrar ligeras dificultades en el aprendizaje, las supere. Esto será más frecuente en la enseñanza pública cuando los responsables protejan a los alumnos del fracaso escolar evitando ese tipo de compañeros, directamente. Las agrupaciones por nivel de conocimientos molestan y las agrupaciones indiscriminadas perjudican a todos. La estructuración de los cursos y titulaciones por créditos permitiría evolucionar a los alumnos a un ritmo más adecuado a sus intereses; las repeticiones de curso completo serían excepcionales y los alumnos descubrirían más fácilmente sus puntos fuertes. Ésto, si hubiera una amplísima oferta de asignaturas optativas teóricas y prácticas que tuvieran continuidad en el mundo académico y/o laboral. Impensable sin la colaboración directa de pedagogos y psicólogos en los centros educativos.
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